En busca de un verso, o tal vez de dos, salí a la calle, vestido de idiota, ese traje que ya me he probado, que siempre me pega a cualquier hora. Seria útil el día de hoy!- pensé sin hacer mucho reparo en que el cielo estaba tan claro, pero los ojos se estaban nublando. Un mercader pasó en su carreta, justo al frente de mi puerta. Le compre ideas frescas, dos pantalones color absurdo de esos que se ajustan a cualquier talla, extra pequeña, extra grande, extra ligera extravagantes. Le compre un para de estrofas, una que rezaba:
Por así decirlo, hoy no tengo que decir
Quizás acierte, casualmente,
con unas frases mal logradas.
Con cierto hilo de cordura, pero...
De palabras destrozadas.
Así como un corazón
O la risa magullada,
Que hoy ví en el mercado
Con buen precio en las rebajas.
Y otra que opinaba, en los labios de un viejo papiro:
Aquí descansa hoy mi musa,
esa que nunca inspiró un susurro
la que nunca me arrancó un buen verso.
Ahh mi musa, que me bendice y me condena
La que me hace hablar de mas
Y luego me lo restriega...
Pero no era ninguno el verso que buscaba, así que los guarde para algún otro momento. Seguí mi ruta de errante en la ciudad que me ha dado tantos otros versos. Algunos de amor otros de terror, algunos de lucha y otros que solo simulan ser sueños, pero que no duraron hasta la medianoche, y que un bostezo se desvanecieron. Baje al subsuelo y encontré un amor pisoteado, por niños traviesos en medio de un patio, que a la hora del recreo entre física y biología estaba apenas respirando. Subí a los infiernos, que se han mudado de piso,
Y no encontré mas que versos robados, no eran míos ni tampoco de nadie, eran versos que nunca serian usados. Incluso encontré una vieja canción, esa que iba Puede ser...
Pero la deje en el mismo rincón de aquel bar de mala muerte en donde la bautice con nombre de una esperanza, por cuya sangre corría un blues.
Llegue a casa tarde en la noche, después de haber recorrido miles de pensamientos, cientos de lugares extraños entre ellos uno que otro beso. Me meti en la ducha y me empape de recuerdos, me seque con la brisa de los viejos lamentos, espere la llamada que la luna me prometió, pero que por nubes se cortó. Pero ¿dónde esta ese maldito verso? ... y al instante me quede dormido y en mitad de un sueño se me ocurrió:
Es tarde ya,
pero no tienes que marcharte,
y si lo harás
déjame acompañarte...
a estas horas las calles
no conocen el perdón
y la luna no da
para abrigarme el corazón.
Es tarde si,
Y el día ha sido muy largo
Pero la noche grita
Que te quedes a mi lado.
Que ya encontré el verso
Que había estado buscando
Lo capte de pronto
En un espacio entre tus labios.
Es tarde ya
Y necesito que te quedes
A ver si el verso
Trae consigo acompañantes
Escondidos por ahí,
En tu cuerpo... en alguna parte.
Es tarde ya
Y mi poema esta incompleto.
Y debajo de tu blusa
Ya florecen dos sonetos.
Y recorriendo tu piel
Voy rimando algunos besos.
Y en los hilos de tu falda
Esta el ritmo de mis dedos.
Es tarde si,
Pero no tienes que marcharte.
Y si lo harás
Al menos déjame acompañarte
Gracias por el verso
Y sus acompañantes
Gracias por el poema
Que en mi cama terminaste.
Ya encontré el verso, y dormí tranquilo y mañana será un día distinto otra búsqueda de un verso perdido de algún que otro verso que ande fugitivo, en esta ciudad que a veces recorro a veces con miedo, a veces desnudo, a veces conmigo a veces solo.
