jueves, septiembre 01, 2005

da pena

Lo siguiente me llego a mi direccion de correo y la verdad es que da pena enfrentarse a la realidad en que el mundo esta viviendo en estos momentos... Esta nueva EDAD MEDIA en la que el mundo esta sumergido apenas esta comenzando y como la historia es ciclica porque no se dan una leidita a los libros de historia que aunque llena de omisiones importantes por lomenos pueden describir el ambiente en que vivian los egipccios en sus edades medias los griegos en la suya la edad media que conocemos generalmente y esta que estamos viviendo ahora y hay gente que esta en el aire pensando en que el bonche de esta noche no que quiero hacerlo con fulan@ , no que mi uña no que no aguantoa a mi familia y no entiende que hay que cambiar de mentalidad.. y dejar tanto de atcar al mundo y empezar a cambiarlo....

LE QUITARON EL ZAPATO IZQUIERDO

>Marino Zapete Corniel
>
>En mis 20 años de ejercicio periodístico no he escrito ningún otro relato
>que me haya producido un sabor tan amargo en la boca y una tristeza tan
>profunda en el corazón, como el que les narro a continuación.
>
>Ocurre que el fin de semana pasado, un agrónomo amigo y compañero de
>trabajo se trasladaba a una finca ganadera, acompañado por dos personas, y
>no pudo pasar de Villa Altagracia.
>
>Mi amigo transitaba por la autopista Duarte, y sorpresivamente, recibió un
>golpe en la parte trasera de su vehículo, perdió el control, salió de la
>autopista, dio varias volteretas y fue a parar en unos matorrales.
>
>El vehículo quedó totalmente destruido. Mi amigo, que conducía, quedó
>alocado y con fisuras en la espina dorsal. Uno de sus acompañantes quedó
>prácticamente lisiado, y el otro, un joven de 30 años, casado y con dos
>hijos, perdió la vida.
>
>Dada la aparatosidad del accidente, mi amigo no sabe quien golpeó el
>vehículo que conducía. Lo que sabe es que cuando pudo soltarse el cinturón
>y salir arrastrándose por una de las ventanas rotas del vehículo, había un
>grupo de personas a su alrededor, y cada uno trataba de alcanzar alguna de
>las pertenencias de los accidentados.
>
>Nadie se acercó a los seres humanos cuyas vidas estaban en riesgo, para
>darles una mano, auxiliarlos y prestarles solidaridad.
>
>En pocos minutos, el vehículo estaba prácticamente desmantelado, sin un
>solo accesorio útil, y las personas accidentadas totalmente saqueadas y
>casi desnudas, incluyendo al joven fallecido, que no le dejaron una prenda
>de valor.
>
>Para mi amigo, la acción más desconsoladora se produjo cuando, tirado en el
>suelo, al lado del moribundo, se le acercó un joven, que parecía tener la
>actitud de prestarles auxilio, pero resultó todo lo contrario.
>
>El individuo llevada en sus manos el zapato derecho de mi amigo, que lo
>había perdido en el accidente. Y cuando se acercó, se bajó, y sin decir una
>sola palabra, le arrancó el zapato izquierdo y se marchó del lugar con
>ambos calzados. Su alma no sintió el más mínimo remordimiento al dejar
>moribundo al joven padre de familia.
>
>Para un periodista que se ha pasado 20 años defendiendo la nobleza de la
>mayoría de los dominicanos y atribuyendo nuestras miserias a los que les ha
>tocado dirigir los destinos nacionales, es sumamente doloroso pensar que en
>un grupo de personas comunes y corrientes no haya aparecido alguien con la
>sensibilidad necesaria para enfrentarse a la barbarie allí ejecutada.
>
>Duele profundamente en el alma de cualquier humano sensible, y
>particularmente en mi alma, tener que aceptar que existan dominicanos tan
>perversos, capaces de atrincherarse al lado de una autopista, agredir a
>personas desconocidas que transitan por allí, sin saber si se trata de
>niños, ancianos o mujeres, y provocar un accidente, para luego ir como los
>buitres por la carroña.
>
>Siempre he asumido que la mayoría de los políticos, los jefes, los
>empresarios y los delincuentes comunes, son capaces de cualquier cosa. Pero
>jamás se me había ocurrido pensar que hombres y mujeres simples de este
>país se queden de brazos cruzados mientras se esfuma la vida de un
>accidentado y un grupo de bándalos los despoja de sus pertenencias.
>
>La luz de la esperanza se encendió en el corazón de mi amigo cuando vio a
>aquel joven que se le acercaba con su zapato derecho en las manos, pues
>creía que le ayudaría a salvar a su compañero moribundo, pero todo se
>derrumbó cuando comprobó que sólo buscaba el otro zapato.
>
>Ante un drama tan deprimente como ese, cabe preguntarse si todavía hay algo
>que valga la pena en este país. ¿Tiene algún sentido escribir o sentarse
>ante un micrófono o una cámara a hablar de valores y de solidaridad? ¿Vale
>de algo confrontar a los sectores poderosos y a los corruptos de cuello
>blanco, cuando las personas comunes parecen haber perdido el sentido de la
>solidaridad?
>
>También cabe preguntarse, ¿por qué les ha resultado tan difícil a la
>Policía, a las Fuerzas Armadas y a los organismos de inteligencia de este
>país identificar y sacar de circulación a un pequeño grupo de criminales
>que desde hace varios años ha convertido la autopista Duarte en un corredor
>de la muerte en las cercanías de Villa Altagracia?
>
>Les confieso que escribir esta historia me ha dado mucho dolor en el alma.
>En el momento en que finalizo, me siento un ser derrotado y deprimido. Me
>da pena y vergüenza compartir el mismo espacio con los delincuentes que
>provocan un accidente a cualquier mortal, sin saber quién es, para robarles
>hasta la ropa interior. Y me entristece más saber que un país no tenga
>ninguna autoridad capaz de evitar una acción como esa. Parece que esto ya
>no sirve para nada.

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